FINAL COPA LIBERTADORES 2011. SANTOS 2 – 1 PEÑAROL

Neymar y Ganso proclaman a Santos campeón de la Libertadores

Casi 50 años después, el Peixe volvió a coronarse. Llegó el Tri, como dicen sus aficionados. Tras mucho tiempo, cuando la gloria de la época de Pelé había languidecido, la samba del equipo paulista se impuso a la garra uruguaya de Peñarol.

Hasta cierto punto era normal. Santos tiene un fantástico equipo en lo individual, que se ha revelado como buen conjunto cuando un técnico de mucho prestigio en Brasil, Muricy Ramalho –ha ganado títulos con casi todos los grandes del país-, ha cogido las riendas y ha puesto firme a más de uno. La mitad de los titulares seguramente jugarán en breve en Europa y dejarán un dinero necesario al club para reconstruir y potenciar las divisiones inferiores.

Pero el manya, como se conoce a los de Montevideo, ha vivido en ese sino todo el torneo. Le falta talento, pero lo suple con una ejecución táctica casi perfecta y una dosis de heroísmo parecida a la del Real Madrid en aquella liga que consiguió a base de remontar. Solamente la clase de Martinuccio –fichado por el Catania- y algún destello de Aguiar se han salido del guión. Y esta vez no fue suficiente.

A doble partido, la iniciativa correspondía primero a Peñarol. Pero no pudo ante más de 60000 hinchas enfervorizados que colmaban el Centenario de la capital de Uruguay. Tuvo algunas ocasiones, pero la marca de sobre el cerebro Martinuccio dejó con poca mordiente al equipo y Santos también se mostró superior.

En la vuelta, ante un Pacaembú completamente lleno, Santos llevó el peso del encuentro. Necesitaba un gol y Peñarol siempre prefirió jugar a la contra. Con un Arouca portentoso en medio campo, la zona de tres cuartos del Peixe comandada por un Ganso todavía renqueante de su lesión se impuso a los pivotes del aurinegro. Así, en el minuto 46, Neymar adelantó a los locales tras un jugadón del propio Arouca, que dejó rivales por el camino como si de un slalom de esquí se tratase. Un rato después, en el 68, una contra llegó a Danilo (gran lateral derecho) que, como buen defensa brasileño, subió al ataque sin temor, recortó y la cruzó al segundo palo con el exterior colocando una diferencia insalvable.

Pero Peñarol tiene algo especial en sus genes: nunca tira la toalla, no se aviene a rendición. Sin nada que perder, murió matando. Diego Aguirre hizo cambios y todos se echaron arriba y presionaron fuerte, hasta que a falta de 5 minutos recortó distancias con un gol de Durval en propia meta. Se ilusionaba la afición de uno de los clubes más laureados del continente (5 libertadores posee). Pero Santos supo cerrarse y cerrar el partido.

Todo acabó con un final últimamente demasiado típico en Sudamérica: con incidentes. Aficionados del Peixe saltaron al campo y se burlaron de los cansados jugadores de Peñarol, que todavía tuvieron energía para enfrascarse en un duelo de patadas, empujones y peleas absurdas cuando la copa ya estaba perdida. Mal por los que no supieron ganar y por los que no supieron perder. Aun así, gran colofón para una magnífica competición. Santos irá a Japón para disputarle la supremacía mundial al Barcelona. ¿Lo conseguirá?

Luis Hdez del Hoyo

Twitter: @LuisHdezDelHoyo

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